lunes, 25 de abril de 2011

Un buen chute de Soma y listos

One pill makes you larger. And one pill makes you small. And the ones that mother gives you don't do anything at all.


A raíz de mi último post sobre mis distopias favoritas, he decidido hablar de las diferentes "Somas" que han aparecido a lo largo de la historia tanto ficticias como reales. El soma es la droga que aparece en la novela Un mundo feliz, de Huxley, en la que los personajes que la consumen curan sus penas y evitan sentir tristeza. Si en el año 1932 la forma de píldora era novedosa (la gente del primer cuarto de siglo ya estaba totalmente familiarizada con opiáceos varios) en nuestra sociedad actual esa pildorita se ha convertido en nuestra más fiel compañera de viaje. En la cultura popular siempre se ha mostrado interés por esa píldora milagrosa que nos hace olvidarnos de todo con tan sólo ingerirla. Desde Alicia en el país de las maravillas hasta Matrix (donde uno de sus protagonistas se arrepiente de haber tomado la píldora de la realidad), pasando por esta peli infame llamada Sin límites que ha sido estrenada hace un par de semanas, el ser humano siempre ha mostrado un gran interés en solucionar sus problemas con una sola ingesta. Aparentemente la felicidad y la tristeza dependen de una serie de sustancias que segrega el cerebro. Con una simple toma de Prozac obtendremos ese pequeño empujoncito que necesitamos para enfrentarnos a nuestra rutina, a nuestro día a día. Si a esto le unimos otro pequeño empujoncito vitamínico para tener más energía nuestro día será completo y feliz. Por la noche, al llegar a casa, después de cenar, nada mejor que una pequeña ayudita para conciliar el sueño y no tener ningún sobresalto nocturno , ya que  tampoco viene mal.  ¿Que tenemos un día realmente triste porque se nos ha muerto algún ser querido, hemos sido despedidos o nuestra pareja nos ha dejado? Tranquilidad absoluta, que ya llegan los antidepresivos. Y así se nos van yendo los días, y los meses, y los años... en una perfecta  y legal nube indolora e incolora. Hasta que nos despertamos un día y nos damos cuenta de que efectivamente, las pildoritas han acabado con todas nuestras preocupaciones y problemas, excepto uno: ¿seremos capaces de sobrevivir sin ellas? Bah, es un pequeño precio a pagar con tal de alcanzar la felicidad plena. Al fin y al cabo el dinero no da la felicidad, pero puede que las pastillas si.

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