sábado, 30 de abril de 2011

Somewhere over the rainbow... la la la

"Somewhere over the rainbow way up high, there's a land that I heard of once of a lullaby"


No, no me he vuelto loca, pero un par de semanas más de terapia de choque y quizá si lo hubiera hecho. ¿Hubiera sido malo? Pues la verdad es que no lo sé. La eterna lucha entre escoger la pastillita de soma o resignarse a vivir en un mundo que es de todo menos perfecto. Traigo a colación esta versión azucarada de la canción de Judy Gardland porque es lo que he estado escuchando gran parte de mis días en el campamento. A mi llegada se nos recibió con una buena hoguera de campamento, con sus palos y sus marshmallows (esponjas de dulce) para quemar en el fuego. En un segundo me vi trasladada a cualquier peli americana de campamentos, desde Viernes 13 hasta American Pie. Y el caso es que no sé si por el atontamiento del humo de la hoguera, la musiquilla del ukelele, las caras sonrientes de los jóvenes WASP que me daban la bienvenida... el caso es que me gustó, lo reconozco. En un segundo me vi trasladada a hace más de 15 años, cuando todavía el cinismo no había crecido en mi; en definitiva, cuando era una joven inocente y naïf que pensaba que podía cambiar el mundo simplemente con el chasquido de mis pulgares y un par de canciones. Cantar a la luz de la hoguera y mirando un cielo estrellado alejado de cualquier contaminación lumínica, pasando a mis compañeros galletitas de chocolate y demás dulces, intercambiando pequeñas confidencias positivas y totalmente irrelevantes. Para mi al principio fue un verdadero shock cambiar de perspectiva, y más cuando una joven veinteañera americana se te acerca y empieza a charlar contigo sobre lo feliz que se siente trabajando en la gran cadena de cafeterías Starbucks. Y yo me tengo que morder la lengua, porque no le quiero fastidiar la noche ni un futuro feliz y brillante. Me tengo que morder la lengua para no decirle que "a su edad" (oh dios, sueno ya como mis progenitores) yo también trabajé en una cadena de cafeterías, y que dentro de su rollito biológico y pro ecológico no dejaban de ser otra multinacional. Porque eso es lo que es mayoritariamente el mundo hoy: carne de multinacionales globalizadas. Pero me mordí la lengua hasta sangrar y le mostré mi mejor sonrisa, e incluso la di algunos consejos para hacer el café más rico. Y todos seguimos cantando sin importarnos que allí fuera se estaban cargando a Bin Laden sin ningún tipo de juicio, o que una boda real a todo lujo iba a tener lugar en un país donde las tasas estudiantiles no paran de subir, convirtiendo la universidad definitivamente en un artículo de lujo. 

jueves, 28 de abril de 2011

Primeras impresiones "On my way to heaven"

"We are earthworms of the earth, and all that has gone through us is what will be our trace".  Seamus Heaney



Voy camino hacia la bella Irlanda para participar en un programa de voluntariado con niños enfermos, así que definitivamente van a ser unos días realmente intensos pero intuyo que a la vez interesantes. Podría resultar sorpresivo que una misántropa se involucrara en este tipo de proezas, pero hey, ¿quién dijo que la vida fuera simple? En fin, algunas pinceladas desde el aeropuerto de Amsterdam antes de llegar a la isla (el presupuesto no me daba para un vuelo directo):
  • Me doy de bruces con una biblioteca en el aeropuerto, donde nadie teme que le roben los libros y confían en la buena voluntad de la gente. Y lo mejor de todo: ¡gente leyendo alrededor!
  • Observo que sigue habiendo una zona de fumadores y a nadie parece importarle/molestarle (a mi a la que menos)
  • Hay una recreación de una sala de estar con juegos y chimenea virtual incluida (otra vuelta de tuerca al postmodernismo flamenco).
  •  Me he comprado un imán para la nevera con una casita del Red Light District. No lo he podido resistir, aunque es tan absurdo como si me hubiera comprado un imán de la esquina de la calle Montera. Lo gracioso es que luego los holandeses se quejan de ser famosos por su turismo sexual ¡Por favor! ¡Si hacen hasta imanes! Eso si, como me lo pillen en el campamento al que voy de voluntaria, en el cuál hay instrucciones explícitas de: 1. No llevar ropa "sexy" ni obscena (símbolos); 2. Siempre irán dos personas adultas acompañando a un niño al servicio (joder el daño que han hecho estos curas católicos y pederastas).
  • He visto a dos pilotos (hombre y mujer) negros. Es la primera vez que veo a dos en un aeropuerto europeo. Tengo la sensación de que la gente negra aqui está más integrada que en el Reino Unido ya que, a pesar de parecer a priori más numerosa, siempre acaban desempeñando el mismo tipo de trabajo, siendo trabajos relacionados con el servicio de la comunidad y para el gobierno local los mejor considerados. Ser piloto definitivamente creo que está fuera de esa esfera. Y me alegro muchísimo de que Holanda sea un país realmente conciliador y progresista y no sólo de "boquilla".
  • He alucinado cuando me han retenido al menos 10 min. en un control porque el guardia holandés de turno pensaba que mi DNI era falso. Es la primera vez que alguien duda sobre mi nacionalidad (más bien siempre ha parecido que la llevo escrita en la frente, a veces muy a mi pesar). Sus sospechas han sido zanjadas en el momento que he abierto la boca y le he dicho con mi acento español: I can asure you that I'm 100% Spanish. I've got other ID's such as my Driving License in case you need it... me ha dejado libre en menos de un segundo. De todas formas ya tenía la segunda línea preparada por si acaso: Anyway, I'm not really interested in smuggling as an illegal inmigrant in Ireland. I heard that apart from weather and food, the economic crisis has hit even worse than Spain, so...
  • Llego por fin al avión. Sólo echando un vistazo a mi alrededor me doy perfecta cuenta de que abandono tierras holandesas (hombres y mujeres altísimos, atléticos y guapísimos) para adentrarme en tierras irlandesas (mujeres y hombres más bien bajitos, regordetes y colorados). Eso si: muy sonrientes y amables. 
 Seguiré reportando....



lunes, 25 de abril de 2011

Un buen chute de Soma y listos

One pill makes you larger. And one pill makes you small. And the ones that mother gives you don't do anything at all.


A raíz de mi último post sobre mis distopias favoritas, he decidido hablar de las diferentes "Somas" que han aparecido a lo largo de la historia tanto ficticias como reales. El soma es la droga que aparece en la novela Un mundo feliz, de Huxley, en la que los personajes que la consumen curan sus penas y evitan sentir tristeza. Si en el año 1932 la forma de píldora era novedosa (la gente del primer cuarto de siglo ya estaba totalmente familiarizada con opiáceos varios) en nuestra sociedad actual esa pildorita se ha convertido en nuestra más fiel compañera de viaje. En la cultura popular siempre se ha mostrado interés por esa píldora milagrosa que nos hace olvidarnos de todo con tan sólo ingerirla. Desde Alicia en el país de las maravillas hasta Matrix (donde uno de sus protagonistas se arrepiente de haber tomado la píldora de la realidad), pasando por esta peli infame llamada Sin límites que ha sido estrenada hace un par de semanas, el ser humano siempre ha mostrado un gran interés en solucionar sus problemas con una sola ingesta. Aparentemente la felicidad y la tristeza dependen de una serie de sustancias que segrega el cerebro. Con una simple toma de Prozac obtendremos ese pequeño empujoncito que necesitamos para enfrentarnos a nuestra rutina, a nuestro día a día. Si a esto le unimos otro pequeño empujoncito vitamínico para tener más energía nuestro día será completo y feliz. Por la noche, al llegar a casa, después de cenar, nada mejor que una pequeña ayudita para conciliar el sueño y no tener ningún sobresalto nocturno , ya que  tampoco viene mal.  ¿Que tenemos un día realmente triste porque se nos ha muerto algún ser querido, hemos sido despedidos o nuestra pareja nos ha dejado? Tranquilidad absoluta, que ya llegan los antidepresivos. Y así se nos van yendo los días, y los meses, y los años... en una perfecta  y legal nube indolora e incolora. Hasta que nos despertamos un día y nos damos cuenta de que efectivamente, las pildoritas han acabado con todas nuestras preocupaciones y problemas, excepto uno: ¿seremos capaces de sobrevivir sin ellas? Bah, es un pequeño precio a pagar con tal de alcanzar la felicidad plena. Al fin y al cabo el dinero no da la felicidad, pero puede que las pastillas si.

domingo, 24 de abril de 2011

Mis distopias favoritas

Según la Wikipedia, una distopia es "una utopía perversa donde la realidad transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal. El término fue acuñado como antónimo de utopía  y se usa principalmente para hacer referencia a una sociedad ficticia (frecuentemente emplazada en el futuro cercano) donde las consecuencias de la manipulación y el adoctrinamiento masivo —generalmente a cargo de un Estado autoritario o totalitario— llevan al control absoluto, condicionamiento o exterminio de sus miembros bajo una fachada de benevolencia". Alucino cuando me entero a través de la wiki que en el RAE no está contemplada esta entrada, pero si está, por ejemplo, la palabra chorba. En cualquier caso, desde que era bien joven, siempre he sentido una especial atracción por esos mundos paralelos, esa otra posibilidad de futuro (siempre pesadillesco y pesimista) que en la mayoría de los casos se nos antojaba como algo plausible. Y resulta que gracias a las tecnologías de la información, una descubre años después que estos futuros alternativos forman parte de una especie de subgénero literario: la distopia. 
Sin lugar a dudas, el libro por excelencia de este subgénero es 1984, de George Orwell, y hoy más que nunca está vigente debido sobre todo a programas de televisión como Gran Hermano (el cuál debe su nombre a un personaje del libro: The Big Brother, el que todo lo ve. La intención de Orwell a la hora de escribir su obra maestra fue el hacer una crítica a los sistemas totalitarios que surgieron a raíz de la Segunda Guerra Mundial, en especial de la URSS, siendo la figura de Stalin muy similar al culto del lider que aparece en el libro. El trabajo del protagonista de la novela es el de reescribir la historia. Curiosamente esta práctica no estaba muy alejada de la realidad en la Unión Soviética (numerosas fotos truncadas y una feroz propaganda ensalzando los bienes del régimen). Orwell se sirvió de esta distopia para advertirnos sobre los peligros de un culto ciego a una ideología política. Desgraciadamente si bien no hay a simple vista un régimen totalitario que amenace nuestra sociedad actual (hablo de Europa occidental), si es cierto que la figura del Gran Hermano nos acecha reencarnada en incontables figuras: desde su sillón de estado proteccionista, "salvando" a la sociedad de los peligros del sexo, del tabaco, de las drogas, de la inmigración... o desde su sofá mercantilista, acechándonos en cada esquina estudiando nuestros hábitos de consumo y creando necesidades a nuestra medida para luego vendérnoslas a precio de saldo.
Otra obra de referencia dentro de las distopias es Un mundo feliz del también británico Aldous Huxley.  Escrito en 1931 (años antes de 1984), a diferencia de Orwell que temía a un futuro privado de información y realidad, Huxley en su distopia particular muestra su temor hacia una sociedad en la que el los avances tecnológicos y médicos y el exceso de información harían que sus habitantes se convirtieran en seres triviales cuya única preocupación sería la ingesta puntual de la droga de la felicidad: Soma. Si comparamos este mundo ficticio y "happy happy" de Huxley a nuestra sociedad actual, ¿no es curioso que no existan tantas diferencias entre esa supuesta droga creada en la imaginación de un señor en los años 30 y el Prozac que tanta relevancia está teniendo en nuestra sociedad del nuevo milenio? Nadie se lleva hoy en día las manos a la cabeza cuando alguien ofrece como cura de todos los males una pequeña pastillita, como si fuéramos Alicia en el Pais de las Maravillas. 
Farenheit 451 es un libro que desde la primera vez que cayó en mis manos (tendría unos 13 años) siempre he tenido en mente de una forma u otra a la hora tomar ciertas decisiones en mi vida. De hecho, este libro me ha influido hasta el punto de decantarme por una profesión muy relacionada con los libros. La metáfora no puede ser más clara: los libros, y pro extensión el conocimiento adquirido es peligroso, por lo tanto la mejor forma para controlar a una sociedad es destruyendo su fuente de aprendizaje. En el caso de la novela de Bradbury, los libros. Y en nuestra sociedad actual... ¿quizá el intentar acotar y limitar nuestro acceso libre a la información y a la cultura, es decir, Internet? En España con la Ley Sinde apunto de ser instaurada, la distopia de Bradbury no nos parece que sea precisamente ciencia ficción. 
Por último, me gustaría mencionar un libro bastante reciente, escrito por Kazuo Ishiguro (excelente autor de libros como Los restos del día) llamado Nunca me abandones. Sin querer desvelar en demasía el argumento del libro, ya que el factor sorpresa es importante a la hora de disfrutar de la novela indaga sobre las implicaciones éticas y sentimentales a la hora de querer mejorar y alargar nuestra vida. ¿Es todo legítimo mientras que el proceso sea transparente? ¿Hasta qué punto el hombre tiene derecho a usar todos los avances tecnológicos con tal de mejorar su calidad de vida? ¿Habría que plantearse un límite o es perfectamente lícito aspirar a una vida longeva si tenemos los medios adecuados? ¿Dónde reside el alma? A priori, para alguien que no haya leído esta magnifica novela, todas estas preguntas pueden resultar un tanto incoherentes. Razón de más para leer esta maravillosa distopia. 
Hay incontables distopias tanto en el cine, como en la literatura e incluso en la música. Partiendo de la premisa de que la distopia ha sido el vehículo perfecto para violar la censura no es de extrañar. Se podría considerar que realmente distopias han existido siempre, y siempre existirán, alertándonos de los peligros de un hipotético futuro como no cambiemos a tiempo nuestro rumbo. Por cierto, cada vez que escucho noticias sobre la central nuclear de Fukushima no puedo evitar acordarme de otra inquietante distopia: La Carretera, de Cormac Mccarthy. 

viernes, 22 de abril de 2011

Moccia y la exaltación del protohombre

Hace un año aproximadamente calló en mis manos un libro llamado 3 metros sobre el cielo, escrito por un tal Federico Moccia. De un día para otro empecé a escuchar este título hasta en la sopa: que si se iba a hacer una película, que si también se iba a hacer una película española. que si estaba siendo un fenómeno de ventas en multitud de países... pues bien, llena de curiosidad se lo pedí a mi hermana y empecé a leerlo. Pues bien, no exagero cuando digo que no llegué ni a la mitad del libro. Es que no pude. Tanto convencionalismo barato, diálogos demenciales de chica "pija" y chico "peligroso" y una brusca subida de azúcar hicieron que desistiera en el primer intento. 
Hasta ahí bien, si no fuera porque en un súbito arrebato de masoquismo hoy he decidido ver la película homónima, interpretada por María Valverde (que hasta la fecha me parecía una buena actriz) y Mario Casas (ídolo de quinceañeras). Los primeros quince minutos ya deberían de darme una pista: esas carreras de motos, toda esa testosterona junta pero no revuelta, esos bíceps y triceps haciendo incontables flexiones, esas camisetas blancas a lo Brando blancas y ajustadas.... suficiente para darse cuenta de que la peli no va a ser un tratado metafísico. Hasta ahí la verdad es que no vi nada excesivamente raro (este tipo de escenas también tienen su público). Pero cuando nos vamos adentrando en ese mundo "atormentado" de Mario, y descubrimos que una de las razones por las cuáles sufre tanto es porque su señora madre se la pega a su padre con el vecino del quinto 15 años más joven es cuando te empiezas a inquietar, sobre todo cuando descubrimos que el alter ego de Mario, H (wow, qué diferencia con Martin), le ha dado ya una senda paliza al amante de su mamá y va camino de la segunda. H parece que sólo arregla los problemas a hostias, y eso parece que le "pone mazo" a la niña pija. Cuanto más la trata como una basura (incluso literalmente, echándola en un montículo de estiércol) ella más se enamora. El personaje de María Valverde es poco más que una mujer florero que sólo pega suspiritos por su macho encabronado cada vez que le llevan la contraria (es decir, siempre). Durante media peli me pasé pensando: María, ¿no te das cuenta de que cualquier día la hostia te la vas a llevar tú como sigas con ese energúmeno? H no duda en partirle la crisma tanto a un hombre de mediana edad que pasaba por ahí como al pijo de turno o a cualquiera de su pandilla que se le meta entre ceja y ceja. En ningún momento nadie cuestiona que quizá el chaval necesite ayuda psicológica. Es fuerza bruta. Pobrecito: al fin y al cabo su madre es una furcia que no cuida de su familia. 
En definitiva: parece ser que nuevamente en Italia está surgiendo la vuelta a los valores clásicos (si clásico entendemos por la vuelta de la mujer a ser objeto y trofeo y el valorar a un hombre por su fuerza bruta). Lo más preocupante es que este libro en concreto no es un caso aislado. Este fin de semana se ha estrenado otra película basada en otro libro del señor Moccia. Me he leído la sinopsis de la peli y el libro (el original, por lo visto la peli es una secuela) y casi me caigo de espaldas. Viene a ser la fantasía de cualquier hombre en plena crisis de los 40. el liarse con una chica de 17. El trailer dice algo así como: "ellos quieren pasárselo bien y ellas buscan el amor". 
Todo esto no dejaría de ser anecdótico si no fuera porque el presidente de Italia suele soltar perlitas como:
"Todos tenemos una parte homosexual, pero la mía es lesbiana"
"Un sondeo dice que el 33% de las jóvenes italianas sí se acostarían conmigo. El resto de las chicas contesta: ¿Otra vez?"
Desde mi posición de mera observadora que no vive en Italia, da la sensación de que una corriente machista se está apoderando tanto de la política (véase al insigne Berlusconi y a sus velinas como estandartes de este incipiente movimiento) como por desgracia de la cultura. Pero vamos, es sólo una sensación y espero equivocarme. 

domingo, 17 de abril de 2011

Ilustres Misántropos

Como bien correspende a una misántropa en ciernes como yo, dentro del manual de la misantropía habría que destacar a ciertos personajes y héroes que han hecho de este horror hacia la humanidad todo un arte: 

      
  • Diógenes de Sinope, el cuál profesaba un odio y un desencanto tan profundo hacia la humanidad que inició una búsqueda exhaustiva de un "verdadero hombre" que fuera honesto, apartando a la multitud y llamándoles escombros.
  • Jonathan Swift ha sido considerado con frecuencia un misántropo, sobre todo debido a su escrito A Tale of a Tub (Cuento de una barrica en español) y el final de su aclamada obra Los Viajes de Gulliver, donde ya de regreso a su hogar y tras haber vivido numerosas aventuras, se da cuenta de que se siente más a gusto con sus caballos que con su familia o la sociedad en general, ya que estos seres son mucho más cabales, generosos y racionales que los humanos.¿Quién le puede culpar al pobre?
  • Arthur Schopenhauer. El filósofo alemán escribió una frase tan sugerente como "la existencia humana debe ser una especie de error". Con eso nos podemos hacer una idea.
  • Emily Dickinson. Aunque toda la vida personal de esta insigne escritora sigue siendo un misterio y no se sabe a ciencia cierta lo que le impulsó a vivir la mayor parte de su vida en su casa (¿agorafobia quizá?) lo cierto es que sus poemas muestran claras dosis de misantropía. Como muestra un botón.
  • Emil Cioran, con obras como Del inconveniente de haber nacido, El aciago demiurgo, El ocaso del pensamiento o La tentación de existir. Aunque no tengo del todo claro si era un pesimista recalcitrante o un verdadero misántropo. En cualquier caso, su obra y legado siempre son interesantes.
  • Marqués de Sade. Autor y pensador denostado por su radical forma de pensar y escribir, desde principios del s.XX su figura ha sido recuperada, llegando a ser considerado como el precursor del existencialismo, con un adelanto de 150 años. Su infortunio fue ser un visionario y adelantarse a su época. Algunas de sus frases célebres:  "Mi desgracia no es consecuencia de mi manera de pensar, sino de la de los demás"; "Ninguna religión vale una sola gota de sangre". 
  • Lord Byron, al cuál se le atribuye la frase "cuando más conozco a las personas más quiero a mi perro". 
  • J.D. Salinger, que pasó los últimos 40 años de su vida recluido en su casa de New Hampshire. Su representante afirmó que Salinger en cierta ocasión dijo "aunque esté en este mundo, no soy parte de él". 
  • J. G. Ballard, que siempre mostró su rechazo y expresó su preocupación ante un mundo cada vez más deshumanizado debido a catástrofes medioambientales y a la revolución tecnológica. El grupo galés Manic Street Preacher incluyó en su tema Mausoleum el siguiente oárrafo de Ballard: "I wanted to rub the human face in its own vomit/ and force ir to look in the mirror" (Quería restregar la cara humana en su propio vómito y forzarla a mirarse en el espejo). 
Otros ilustres misántropos de obligada mención son Quevedo, Bukowski, Oscar Wilde... y dentro de los contemporáneos mencionaría a Palahniuk y a Houellebecq. 



viernes, 15 de abril de 2011

Conflicto generacional

Hoy, para mi asombro, me he topado con el siguiente texto del latino Terencio:
  
"¡Qué jueces más injustos son siempre los padres para la gente joven! Les parece razonable que seamos viejos desde que nacemos y que no compartamos los gustos propios de la juventud. Gobiernan según su capricho, su capricho actual, no el de antaño. Si yo llego algún día  a tener un hijo, éste hallará ciertamente en mí un padre comprensivo; podrá confesarme sus locuras y contar con mi indulgencia. No seré como mi padre, que se vale del ejemplo ajeno para darme sus lecciones de moral. ¡Pobre de mí! Cuando ha bebido algo  más de la cuenta, ¡qué hazañas me cuenta (de su pasado)! Y ahora me dice: “saca partido de la experiencia ajena para tu propio provecho”. ¡Listo! No sabe, desde luego, que ahora, para mí, está contando cuentos a un sordo."


  
La verdad es que poco que añadir  a este texto, con la excepción de que si desde hace más de 2000 años ya existían este tipo de problemas, ¿qué nos puede hacer creer que van a cambiar? Padres e hijos estamos condenados a no entendernos.Y  sin embargo, generación tras generación, adolescentes tras adolescentes, seguimos gritando a los cuatro vientos que nuestra generación es la incomprendida, la verdadera y la rebelde. Y juramos y perjuramos que no cometeremos los mismos errores que nuestros padres ¡Qué ilusos somos! Pero si no somos ilusos con 18 años... ¿cuándo si no?




jueves, 14 de abril de 2011

Conversaciones en el tocador de señoras o en la oficina (total, para el caso...)


Siguiendo con mi actitud pasota y anarcoide en el trabajo, nuevamente hoy he intentado desconectar de cualquier conversación (trivial o no trivial) a mi alrededor. Sin embargo, pese a mi pasiva actitud como interlocutora, no he podido evitar escuchar ciertas "perlitas". He aquí algunos ejemplos:
  • Escuchad todos: hemos decidido poner entre todos un bote para regalarle a modo de despedida tras 25 años de impecable servicio al Director Financiero (que sólo cobra un sueldo anual de cinco ceros + variable de un 20%) y a su excelentísima señora un fin de semana en un parador de lujo valorado en 400€. Yo para mis adentros. ¿estamos locos o qué?
  • ¿Todavía no le has puesto nombre a tu futuro hijo? - No sé, no me decido. Dudo entre Jaime, Matías Fernando, Gonzalo.. ahora están muy de moda Rodrigo y Pelayo. ¿Alguna sugerencia? - Si, ¿qué tal un nombre vasco, como Aitor o Ibai? - Uff, le horrorizaría a mi suegra - Pero, ¿tu familia no es vasca? - Si, pero mi suegra es de San Sebastián.
  • ¿Cómo será tu despedida de soltera? - Jaime y yo la celebraremos juntos, con nuestras familias y amigos, como Ana. - ¿Qué Ana? - ¡Pues Ana Aznar! ¿Quién si no?
  • ¿Te apetece tomar algo? ¿Postre? - No gracias, no como fruta. - ¿Nada? - No - ¿Pero tú no eras vegetariana? - Si, pero la fruta me da mucho asco, no lo puedo evitar. Es ver un racimo de uvas y ponerme mala.
  • Vienen unos delegados de Israel y apenas han preparado en el buffet comida sin cerdo - ¡Pues que se jodan, que están en Egpaña!
Tic tac, tic tac... esta misántropa recalcitrante tiene los días contados en este tocador... y no es un mero presentimiento.

martes, 12 de abril de 2011

There is an elephant in the room

Hay un elefante en la habitación. Esta expresión se utiliza comúnmente en el ámbito anglosajón para expresar que hay un tema latente, algo obvio que todo el mundo sabe, pero se evade, se intenta esquivar y no tratar ya que el hecho de discutir ese tema en concreto hace que la gente se sienta incómoda. 
Curiosamente el afamado graffitero británico Bansky intentó recrear de forma literal esta expresión inglesa pintando a un elefante y metiéndolo en una habitación. El tema principal de la exhibición era el de Pobreza a nivel Global, y el hecho de representar a ese "elephant in the room" de forma literal era una llamada de atención a un gran problema que está en todo el mundo, que forma parte de nuestro día a día, pero que la mayoría de nosotros elige ignorar. El hecho de pintar al elefante de la misma forma que el papel pintado indi-


 ca que en cierta forma preferimos que este tema se "diluya" en la pared en vez de enfrentarnos directamente a él (parece que la señora en el sofá ha elegido ciertamente ignorar al elefante y enfrascarse en una buena lectura, probablemente el último libro de Paulo Coelho o quién sabe, para rizar más el rizo: El viaje del elefante, de Saramago). Pero independientemente de la reivindicación y de la declaración de principios de Banksy, lo que realmente me ha divertido es lo que pasó tras esta exhibición: ¿Todo el mundo aceptó que debería de hablarse sin tabúes ni tapujos sobre la pobreza a nivel global e intentar buscar una solución? No, señoras y señores. Después de la exhibición de lo único que se hablaba era del derecho del elefante y si la pintura utilizada era tóxica o no para su piel. Sin lugar a dudas, el elefante esta vez estaba realmente visible. Tan visible que no dejaba ver el resto de la habitación.
Si te interesa Bansky y quieres ver más allá del elefante: http://www.banksy.co.uk/

jueves, 7 de abril de 2011

Ignorance is bliss

Ignorance is bliss... o lo que viene a ser lo mismo: la ignorancia es una bendición.
Según van pasando los años y según voy envejeciendo, esta frase se va afianzando como una verdadera máxima, toda una filosofía vital, algo que no puede faltar en nuestro manual de supervivencia.
La ignorancia es una bendición en todos los ámbitos:


  •  Religioso: La fe no es otra cosa que una creencia ciega en algo intangible e inteligible. Algo que no se puede demostrar. En el maravilloso libro de Unamuno San Manuel Bueno, Mártir, se nos muestra a un cura que ha perdido su fe pero que, sin embargo, siendo consciente de su "desgracia personal", se aproxima a su congregación instándoles a que crean, a que tengan fe ciega en Dios y en la religión. "Dadle opio al pueblo, dejadles soñar".  ¿Acaso no hay mejor manera para amortiguar la caída que un buen calmante? ¿Qué mejor opción que elegir una fe ciega, una esperanza al fin y al cabo, un propósito en la tierra, sobre un sin sentido y una existencia caprichosa y contingente? Creyendo en un paraíso o infierno después de la muerte siempre será mejor que un futuro realmente incierto.
  • Laboral : ¿Cuántas veces hemos recibido el triple de trabajo por haber hecho alarde de nuestros conocimientos y efectividad? Si la respuesta es siempre, la cosa está clara: en el ámbito laboral no conviene hacerse notar en exceso, ya que pueden suceder dos cosas: tus superiores querrán maximizar tu talento y sabiduría cargándote con el doble de trabajo (y de paso, ahorrándose unos cuantos euros) o te intentarán anular a toda costa (no conviene que un subalterno sepa más que el jefe). Si alguien piensa que estoy equivocada, le invito a que me rete y me argumente su opinión debidamente.
  • Amoroso: Cuando comenzamos una relación, sobretodo en los primeros años (al menos yo), siempre planteamos la cuestión de la infidelidad como un todo o nada. Como "si me es infiel le dejo sin pensármelo dos veces". Pero según va pasando el tiempo vas relativizando la hipotética situación. Lo que en un principio era un punto inflexivo de no retorno va adquiriendo ciertos atenuantes (alcohol, distancia...) llegando a la conclusión de que quizá, al fin y al cabo, "ojos que no ven, corazón que no siente". Pero ojo, eso no quiero decir que comparta en absoluto una infidelidad reincidente. Pero quizá si sería capaz de perdonar una infidelidad puntual. Es más: casi preferiría que no me la confesaran. Total: ¿de qué serviría?
A todas estas ignorancias voluntarias se les podría añadir las familiares (mi hija es un bellezón, aunque la sociedad y la realidad me muestren lo contrario), la económica (me acabo de gastar 200 euros en un par de zapatos, ignorando el estado de mi cuenta bancaria) o incluso algunos optan por la ignorancia sanitaria (no voyal médico porque prefiero no saber lo que me pasa). Y como no: para ser feliz nada mejor que ignorar LA REALIDAD. :-)