"Somewhere over the rainbow way up high, there's a land that I heard of once of a lullaby"
No, no me he vuelto loca, pero un par de semanas más de terapia de choque y quizá si lo hubiera hecho. ¿Hubiera sido malo? Pues la verdad es que no lo sé. La eterna lucha entre escoger la pastillita de soma o resignarse a vivir en un mundo que es de todo menos perfecto. Traigo a colación esta versión azucarada de la canción de Judy Gardland porque es lo que he estado escuchando gran parte de mis días en el campamento. A mi llegada se nos recibió con una buena hoguera de campamento, con sus palos y sus marshmallows (esponjas de dulce) para quemar en el fuego. En un segundo me vi trasladada a cualquier peli americana de campamentos, desde Viernes 13 hasta American Pie. Y el caso es que no sé si por el atontamiento del humo de la hoguera, la musiquilla del ukelele, las caras sonrientes de los jóvenes WASP que me daban la bienvenida... el caso es que me gustó, lo reconozco. En un segundo me vi trasladada a hace más de 15 años, cuando todavía el cinismo no había crecido en mi; en definitiva, cuando era una joven inocente y naïf que pensaba que podía cambiar el mundo simplemente con el chasquido de mis pulgares y un par de canciones. Cantar a la luz de la hoguera y mirando un cielo estrellado alejado de cualquier contaminación lumínica, pasando a mis compañeros galletitas de chocolate y demás dulces, intercambiando pequeñas confidencias positivas y totalmente irrelevantes. Para mi al principio fue un verdadero shock cambiar de perspectiva, y más cuando una joven veinteañera americana se te acerca y empieza a charlar contigo sobre lo feliz que se siente trabajando en la gran cadena de cafeterías Starbucks. Y yo me tengo que morder la lengua, porque no le quiero fastidiar la noche ni un futuro feliz y brillante. Me tengo que morder la lengua para no decirle que "a su edad" (oh dios, sueno ya como mis progenitores) yo también trabajé en una cadena de cafeterías, y que dentro de su rollito biológico y pro ecológico no dejaban de ser otra multinacional. Porque eso es lo que es mayoritariamente el mundo hoy: carne de multinacionales globalizadas. Pero me mordí la lengua hasta sangrar y le mostré mi mejor sonrisa, e incluso la di algunos consejos para hacer el café más rico. Y todos seguimos cantando sin importarnos que allí fuera se estaban cargando a Bin Laden sin ningún tipo de juicio, o que una boda real a todo lujo iba a tener lugar en un país donde las tasas estudiantiles no paran de subir, convirtiendo la universidad definitivamente en un artículo de lujo.