Nuevamente una revisión del mito de Mr Darcy, protagonista inequívoco de Orgullo y Prejuicio. Esta vez aparece en una serie inglesa llamada Lost in Austen, de la cadena ITV para más señas. La trama comienza de la siguiente manera:
Amanda Price, una auténtica fan de las novelas de Jane Austen, y desengañada del amor, se encuentra un buen día a Elizabeth Bennet en su cuarto de baño. A raíz de este encuentro habrá un intercambio de época: Elizabeth se quedará en el Londres del s.XXI mientras que Amanda se introducirá en la trama completa de Orgullo y Prejuicio en el s.XVIII.
A priori, me parece una apuesta realmente original. Sin ser la primera vez que se utiliza esta mezcla de tramas de forma diacrónica (tenemos innumerables ejemplos: desde las series británicas Life on Mars y Ashes to Ashes o su versión español La chica de ayer, pasando por Los pasajeros del tiempo, o incluso Un yanki en la Corte del Rey Arturo, la divertida novela de Mark Twain). Los viajes intertemporales están a la orden del día y es una manera de comparar nuestro pasado y nuestro presente. Pero lo que me resulta llamativo de Lost in Austen, más allá de los inequívocos y las situaciones divertidas que se pueden producir en la serie debido al choque cultural, es que el mito de Mr Darcy sigue más vigente que nunca. Y es eso lo que ciertamente no logro entender: aunque para las jóvenes (y no tan jóvenes) mujeres anglosajonas el mito de Darcy siempre ha estado vigente (ayudado quizá por esa excelente serie protagonizada por Colin Flirth), para el público general ese mito se revitalizó con El Diario de Bridget Jones. Pero por más que lo intento, yo, personalmente, no encuentro Mr. Darcy mucho más atractivo que cualquiera de sus compañeros literarios en la novela. Desde el principio de la novela se nos muestras envuelto en un halo de misterio, melancolía e incluso frialdad. No es de extrañar que en ese sentido este personaje nos atraiga, que queramos saber más de su "secreto". Pero a medida que su historia va avanzando y los secretos se van resolviendo, lo único que desde mi punto de vista queda patente es su posición social y poder (con diferencia es el personaje más rico económicamente hablando de la novela). ¿Se sentiría Elizabeth Bennet atraída por un paupérrimo Mr Darcy? De acuerdo, mucha gente argumentará que Mr Darcy es un personaje honesto y fiel, pero no más que Mr Bingley, por ejemplo.
Quizá sea un tanto ingenuo mi planteamiento, pero lo que realmente quiero decir es que lejos de parecerme el epítome romántico, Mr Darcy me parece una representación del poder adquisitivo, del hombre con dinero. Si hablamos del s.XVIII, me parecería totalmente legítimo ese deseo de casarse con alguien acaudalado, sobre todo si tenemos en cuenta que sólo a través del matrimonio y el dinero (y mejor aún si se trataba de la combinación de ambos) se alcanzaba cierto grado de independencia (en lo que a la mujer se refiere).
Pero me resulta realmente curioso que a día de hoy, en el s.XXI, ese valor siga prevaleciendo en mujeres independientes y trabajadoras: un príncipe azul con la cartera llena que venga a rescatarnos.
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