Todavía pensamos en los hombres poderosos como líderes natos y en las mujeres poderosas como anomalías. Margaret Atwood
Una de las principales razones por la que me atraen las distopías literarias es por la sobrecogedora semejanza que guardan con una hipotética realidad. Y en estos últimos meses en España el ministro de Justicia se ha empeñado en llevar a cabo la fantasía pesadillesca que una vez imaginó Margaret Atwood en su fabuloso libro The handmaid’s tale (El cuento de la doncella). Para aquellos que no conozcan su argumento, este libro versa sobre un hipotético estado teocrático instaurado tras el asesinato del presidente de EEUU. En Gilead, que así se llama este nuevo país, se vive según los valores puritanos restablecidos, llevándose la mujer la peor parte, ya que pasa a desempeñar la única función de ser reproductor ya que en ese hipotético país hay un problema de infertilidad. Una mujer es valorada dependiendo de si es fértil o no, condenando a mujeres ancianas o no fértiles a un exilio forzoso en una isla contaminada en la cual tendrán sus días contados por el alto grado de contaminación (se rumorea que en esa isla hay altos índices de radiación).
Pues bien, por si alguien aún no
es familiar con la situación de España les pongo al corriente: en los últimos
meses el ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, ha decidido modificar la
Ley actual de Aborto en España, en la cual la actual regulación establece el
aborto libre hasta la semana 14 y hasta la 22 en caso de riesgo de la vida o la
salud de la mujer o graves anomalías en el feto. Gallardón piensa que algunos
de esos supuestos deben de ser revisados. Y entre esos supuestos se encuentra
el de la minusvalía o malformación. Al ministro le parece inconcebible el
“condenar” a un no nacido a la muerte por el hecho de tener algún tipo de
minusvalía. Pero paradójicamente sus colegas en el gobierno, lejos de
incrementar, o incluso apoyar la actual Ley de Dependencia, deciden recortar en
más de 51 millones de euros las ayudas.
Como supondrán, cualquier
parecido entre la novela de Atwood y la realidad es pura coincidencia. ¿O no?
La obra de Atwood fue escrita en 1985, en pleno auge conservador, con Reagan
siendo elegido presidente tras usar un discurso claramente cristiano en su
campaña electoral, y con una teocracia en Irán instaurada en 1979. Leyendo los
periódicos me entran escalofríos. ¿Hasta cuándo va a aguantar la sociedad este retroceso
en libertades? Con la excusa de la crisis económica, nuestros dirigentes se
entrometen en nuestra parcela privada, en libertades que ha costado mucho
conseguir como el derecho de la mujer a elegir si desea quedarse embarazada o
no. Nos acercamos peligrosamente a otra historia descrita por el gran Orwell en
Animal Farm (Rebelión en la Granja) cuyo epílogo será reescrito, al igual que el cerdo Napoleón y sus
secuaces, diciendo: "Todos los animales son iguales, pero algunos
animales son más iguales que otros".
Hola animal de bellota... ¿qué tal el verano? Espero que chupi!
ResponderEliminarNo te había nominado inicialmente pensando que ya tenías abandonado el blog, pero veo que no. Pues eso, pasa a recoger el regalito a mi blog y decide si quieres cogerlo.
Un abrazo!